martes, 21 de febrero de 2017

AMISTAD y PROMESA


Se encontraron por casualidad en un bar, antes solía ocurrir a menudo, pero esas casualidades eran cada vez menos desde que él se había mudado. Ahora jugaban a encontrarse cuando regresaba a su ciudad natal. Aun así, habían logrado mantener su amistad a lo largo de los años y siempre estaban cerca en los momentos importantes, como este.
Ella estaba con un grupo de amigos tomando unas tapas, se abrió la puerta y él apareció. Iba solo, con su barba de muchos días y sus pantalones bajos. Como si un resorte se activara se levantó de la silla y fue a saludarle. Los abrazos con las miradas llegaron antes que con los cuerpos. Lo ojos empañados. El abrazo duró cinco segundos más de lo que solía hacerlo, apretado. Al separarse, las lágrimas acariciaban sus pestañas:
―¿Estás bien? ―le preguntó con la garganta contenida y los ojos más abiertos de lo normal.
―Sí. No me mires así, si lloras vas a pegármelo ―indicó él, desanimado.
―Ya, ya está ―se limpió con rapidez los visos de tristeza― ¿Quieres tomar algo? ¿Vamos a otro sitio? ―se giró para pedir disculpas con un gesto al grupo que pretendía dejar allí.
―Solo si no hablamos del tema. Nada de cosas tristes. Ya no lo soporto, sabes ―con aquel gesto cansado no parecía el de siempre.
―Te contaré todo lo gracioso que me haya pasado desde que no nos vemos, y si no me lo inventaré. Sabes que soy buena contando historias ―sonrió y se colocó la máscara y la nariz de goma para su próxima actuación― pero debes prometerme algo.
―¿El qué?
―Prométeme que te reirás de todas las anécdotas y tonterías que te cuente; aunque sean malas y sin gracia, incluso si ya te las he contado.
―Prometido ―y sonrió como si dos alambres tiraran de su fatigado rostro, intentando abrir la puerta a la recuperación.

Hasta la próxima desconexión.


domingo, 12 de febrero de 2017

ÉRASE UNA VEZ



"Érase una vez", según los entendidos del mundillo, empezar con esta frase un cuento está mal visto, puesto que se considera una expresión usada en demasía. No estoy de acuerdo, lo digo sin tapujos. Cuando mi sobrino tenga edad para contarle cuentos usaré esa mágica frase para comenzarlos todos. ¿Por qué? Porque solo con escucharla sabes que la lógica, lo racional, se escapa por la ventana, que es el momento de las aventuras, de los castillos, de los héroes y de la magia, como si fuera un conjuro que te transportara de tu mundo a otro, más brillante, más claro, donde hay una verdad inmutable que el bien vencerá al mal. Así que perdonad todos aquellos maestros de librillo si sigo usando en mis cuentos infantiles el "Érase una vez", y consigo con ello que los niños abran sus ojitos como platos y me miren pidiendo que aparezcan ya los héroes y lo villanos.

Después de reivindicar (deformación profesional según algunos que yo me sé) os invito a que paséis por mi otro blog, en el que comparto sueños (magia, cuentos y realidades) con otros seis mosqueteros de las esquivas palabras, y leáis mi último cuento (no infantil), aunque no empiece por el difamado Érase una vez. Rebelaos junto a mí y colocarlo (aunque sea en vuestra cabeza) justo antes de empezar a leerlo, [si es que os pasáis :p]

Hasta la próxima desconexión.